La fiesta de San José Obrero fue instituida por el Papa Pío XII el día 1 de Mayo del año 1955, hace exactamente 50 años. Es una fiesta un poco distinta que debe celebrarse desde el punto de partida del “amor a Dios” y de ahí pasar a la atención por la responsabilidad de todos y de cada uno al amplio y complejo mundo de la “relación con el prójimo basada en el amor”: desde el trabajador al empleador y del trabajo al capital, destacando manifiestamente la dignidad del trabajo – como don de Dios- y la dignidad del trabajador – como imagen de Dios- dignidad que se manifiesta en el derecho a tener una vivienda digna, a formar una familia, a tener el salario justo para alimentarla, a contar con educación al alcance de todos, a sistemas de salud justos y equitativos y a otros beneficios sociales para atenderla, a la recreación y a practicar la religión que su conciencia le dicte; además, se recuerda la responsabilidad de los sindicatos para logro de mejoras sociales de los distintos grupos, habida cuenta de las exigencias del bien de toda la colectividad y dejando de manifiesto la responsabilidad política del gobernante de turno.
Todo esto es parte de la doctrina social de
Se hace necesario dar doctrina, enseñar donde está la justicia y señalar los límites de la moral; recordar la prioridad del hombre sobre el trabajo, el derecho a un puesto en la faena común, animar a que se revisen los comportamientos abusivos y atentatorios contra la dignidad humana... este es un cometido de suma relevancia para el bien de toda la humanidad; y son principios aplicables al campo y a la industria, al comercio y a la universidad, a la labor manual y a la alta investigación científica, es decir, a todo el variadísimo campo donde se desarrolla la actividad humana.
Por lo tanto parece como lo más natural señalar la importancia de esta festividad cristiana de San José, esposo de María y padre funcional de Jesús. San José representa al trabajador que no lo tuvo nada fácil a pesar de la noble misión recibida de Dios para
En el Evangelio no encontramos ninguna palabra de San José, sin embargo nos habla con sus actitudes y gestos, con su silencio, su obediencia y su trabajo, todo esto por la voluntad y la gracia de Dios.
Finalmente no olvidemos que San José está presente como icono en nuestro templo parroquial, junto a Jesús y María, conforman la “Sagrada Familia”
Fiesta sugiere honra a Dios, descanso y regocijo. ¡Ánimo!. Honremos a Dios santificando el trabajo diario con el que nos ganamos el pan, descansemos hoy de la labor y disfrutemos la alegría que resulta de compartir lo nuestro con los demás.
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