lunes, 3 de mayo de 2010

CELEBRACÍON DEL DÍA 1° De MAYO FIESTA DE SAN JOSÉ OBRERO

La fiesta de San José Obrero fue instituida por el Papa Pío XII el día 1 de Mayo del año 1955, hace exactamente 50 años. Es una fiesta un poco distinta que debe celebrarse desde el punto de partida del “amor a Dios” y de ahí pasar a la atención por la responsabilidad de todos y de cada uno al amplio y complejo mundo de la “relación con el prójimo basada en el amor”: desde el trabajador al empleador y del trabajo al capital, destacando manifiestamente la dignidad del trabajo – como don de Dios- y la dignidad del trabajador – como imagen de Dios- dignidad que se manifiesta en el derecho a tener una vivienda digna, a formar una familia, a tener el salario justo para alimentarla, a contar con educación al alcance de todos, a sistemas de salud justos y equitativos y a otros beneficios sociales para atenderla, a la recreación y a practicar la religión que su conciencia le dicte; además, se recuerda la responsabilidad de los sindicatos para logro de mejoras sociales de los distintos grupos, habida cuenta de las exigencias del bien de toda la colectividad y dejando de manifiesto la responsabilidad política del gobernante de turno.

Todo esto es parte de la doctrina social de la Iglesia porque se toca al “hombre al que ella debe anunciar el Evangelio” y “llevarle la Salvación”; así mantuvo siempre su voz la Iglesia y quien quiera profundizar lo puede leer en alguno de los siguientes documentos de la Iglesia: Rerum Novarum, Mater et Magistra, Populorum Progressio, Laborem Exercens, Solicitude Rei Socialis.

Se hace necesario dar doctrina, enseñar donde está la justicia y señalar los límites de la moral; recordar la prioridad del hombre sobre el trabajo, el derecho a un puesto en la faena común, animar a que se revisen los comportamientos abusivos y atentatorios contra la dignidad humana... este es un cometido de suma relevancia para el bien de toda la humanidad; y son principios aplicables al campo y a la industria, al comercio y a la universidad, a la labor manual y a la alta investigación científica, es decir, a todo el variadísimo campo donde se desarrolla la actividad humana.

Por lo tanto parece como lo más natural señalar la importancia de esta festividad cristiana de San José, esposo de María y padre funcional de Jesús. San José representa al trabajador que no lo tuvo nada fácil a pesar de la noble misión recibida de Dios para la Salvación definitiva y completa de todo hombre; es uno más del pueblo, el trabajador nato que entendió de carencias, supo de estrecheces en su familia y las llevó con dignidad, sufrió emigración forzada, conoció el cansancio del cuerpo por su esfuerzo, sacó adelante su responsabilidad familiar; es decir, vivió como vive cualquier trabajador y probablemente tuvo dificultades laborales mayores que muchos de ellos; se le conoce en su tiempo como José y si bien los Evangelios nos dicen muy poco de él, lo reconocen con cinco importantes títulos: “hijo de David” (Mt 1,20), “esposo de María” (Mt 1,16), “padre de Jesús” (Lc 2,48), “hombre justo” Mt 1,19) y “el carpintero” (Mt 13,55), le identificamos también como “el artesano”, pero un artesano al servicio de todos y a Jesús se le da también el nombre descriptivo de “el hijo del artesano”.

En el Evangelio no encontramos ninguna palabra de San José, sin embargo nos habla con sus actitudes y gestos, con su silencio, su obediencia y su trabajo, todo esto por la voluntad y la gracia de Dios.

Finalmente no olvidemos que San José está presente como icono en nuestro templo parroquial, junto a Jesús y María, conforman la “Sagrada Familia”

Fiesta sugiere honra a Dios, descanso y regocijo. ¡Ánimo!. Honremos a Dios santificando el trabajo diario con el que nos ganamos el pan, descansemos hoy de la labor y disfrutemos la alegría que resulta de compartir lo nuestro con los demás.







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